Diatriba del yo mismo.

Y sí, y bueno, y eso. Y que, y que si me siento imune? Y que cuando? A mi la emoglobina no me importa ni me sirve. Las parafílias son bobadas de un cerebro destartalado.

Y que paso con la vida que conocia final y principio ligados a un camino de puntos sinérgicos. Puntos vivos orbitantes al magneto sentimental que brota como desmesurádas lagrimas en añicos metálicos y fines proclives cristalinos.

Y porqué? Y porque te escribo y te sueño, porque soy así, y qué te importa a vos? A mi no me importa ni me alborota ni me apacigua ni me nada. Y soy idióta. Y sigo caminando y bueno tá. Bueno tá nada, nada nada.

Y sabes que? Lo que digo no tiene sentido ni léxico. Ni coherencia. Y eso es lo que me gusta. Esto sale de mis dedos pero no tanto eh, tenelo claro.

Si lo tenes límpido me vas a poder cifrar el mensaje que te llega o no te llega según lo que yo quiera, porqe estas son mis lineas y mi texto y el amor que siento. Y todo es eso y la morada que en el rellano está ubicada te da ganas de gritar y revolcarte sobre el barro y la arcilla. La arcilla que deja un arcipréste luego de leer la biblia y regar el jazmín petulante que está injertado en ese necio pedazo de arbol. Y el arbol es el poder y el poder soy yo.

Y yo soy la vida como la conocés, y que conoces vos más ayá de las estrellas, y la nada, y el espacio y el vacío infinito que a tu mente se ameja y te complíca, te complica la existéncia y la prescencia. La prescencia no la tuya ni la mia, y que tiene? Todos tienen lo quieren menos vos, solo vos sos el que siente el dolor. El dolor y un puñal en el riñon. Lo ponsonia todo muele y te deja desollado y triturado.

Y quen te ve en el suelo a quien le da o no le da, el igual o el antonimo, antonimo o toponimo y que pasa con la raza de quien suena en la clavija aderezada con el oro del marquéz.

Y que me importa si está en verso o es traverso lo que escribo. No me ato a la metrica ni estipulo con astucia ya mis lineas ni rengoles, ya no tengo las razones.

Y quien te obliga a leer lo que este mozo te rescita. Te llena de placer reir a cuajos de estas citas. Citas de mi alma en pena o en vela o lo que sea, quién dijera. 

Escríbo con la pluma del alado atintado de morado que pinta el surco de titúlas o cuadrillas por donde mis sabidas y trilladas picardías se registran entre risas de si mismas y se jáctan de ser únicas y simples como sátira de búitre carroñero de terneros que por celos se suicidan y no buscan la salida de este día que por luz o guardería para ellos no termina ni con nada ni sin prisa.

Y ya está y ya terminan mis delírias de escrituras y de dramas que desconsoladas se apasiguan en el corso del ingenio y el desdén, y del lenguaje y el vocablo. Y el final y el colofón.