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miércoles, 8 de diciembre de 2010

Recuerdo cuando solíamos tomarnos de la mano para ir paso a paso, al mismo ritmo, juntos, a la vez.
Respirando el mismo oxigeno cargado de aromas nicotínicos.
El día de ayer fue maravilloso, cumplimos ya nuestra sentencia y nos fuimos a la playa a sentir el mar y el sol. La arena hirviente quemaba mis plantas y decidiste levantarme como nunca habías hecho. Acto seguido, caímos deliberadamente contra el acolchonado suelo. Vos te levantabas cuando te agarre de la camiseta y plante un beso en el rosal. Ah! Cuan maravillosa dulzura hubo en ese beso. Me correspondiste. Un momento, donde estas? Carajos. Te fuist... no no, si allá estas. Tu pecho encuadra el mar, y una nube flirtea con el viento. Que escenario. Que visión.
La brisa siempre osó mover tu tupé y el astro magno hace centellar tus ojos esmeralda. La sonrisa más hermosa que alguna vez hube de ver. Sonreí un poco acomplejado de no poder complementar tanta belleza y sentirme un espantajo en vuestra comparación.
Me levante posando al mejor estilo Europa, bueno, en realidad me senté. Yo tenía unas antiparras de esas que son ahora usables y populares. Puse mis brazos para atrás y te mire, esperando que vinieras al rescate.
Te sentaste a mi lado con cara de melancolía y amagaste un beso que me lleno de mansedumbre.
En ese momento fui a agarrar tu cuello para demostrarte todo, y no lo pude sentir, no sentí nada. Un hálito color bronceado vi pasar. Desesperadamente miré a mí alrededor.
Como habías llegado al mar tan pronto? Sabes que no me gusta verte lejos.
Corrí y me lancé de chapuzón al piélago. Cuan refrescante! Ahora si pretendía besarte, no te ibas a escapar.
Fuí fuí fuí fuí, donde estas?! Basta de hacerme esto, déjame aunque séa rozarte!
Vertiginosamente emergiste de las profundidades, justo entre mis piernas y me levantaste algo así como un metro setenta y pico. El pelo y el agua no me dejaban ver tus fanales, así que decidí correrlo sin tu permiso. 
Miraste para arriba y me regalaste un gesto.
Te bes... una vez mas de esfumaste! PORQUE?! Acaso tenes razón para arremeter contra mis besos?!
Salí del mar para verte a baño de sol en el lienzo de los Muppets. Es tan tuyo. No podía estar enojado. Sos demasiado apolíneo para poder mantener el semblante serio ante tu despreocupada sonrisa de rabillo. Me invitaste a tumbarme a tu lado y eso hice.
El resto del día la pasamos hablando de cuan hermoso es bailar y como nos gusta estar juntos. Cursilerías de cafetería, que por cierto, convertís en admirables temas de conversación. Sos tan idóneo.
Al pasar de eso vi una luz blanca y se colaron un montón de ruidos al ambiente. Te pregunte desesperadamente si oías eso que yo, y no supiste responder, seguís calmo, casi como si no escuchases lo que yo gritaba.
Sentí unas patas acolchonadas que me pisaban la cara pero no veía nada. Te llame, y ya no estabas.
El estruendo precedió un sonido metálico. Una melodía, una canción. Me volví solo para ver que no había mas playa ni mas vos ni mas nada.
Lo siguiente que vi fue mi habitación iluminada, el minino decoroso, y el teléfono celular vibrando con locura en la mesa de noche, marcando las siete treinta a eme.

Atiné a decir nada más simple que: La puta madre. 
Y al instante una pluma blanca se posó sobre mis labios.

 

2 comentarios:

Tu Bestta de toda la Life (: dijo...

Wow, me encanto.

Federico Ferreira dijo...

MUY BUENO!!
Amo todo lo que tenga caracter del movimiento romanticista.. por lo que me gustó mucho. Te envolviste muy bien. Lo mejor del Blog.

Creo que tendrías que plantearte si ir a un taller literario, tenes el metal.. falta explotarlo.

Cualquier cosa a las ordenes.
Besos!